lunes, marzo 31, 2008

Artistas infravalorados - Capitulo 1: Steely Dan

Con enorme orgullo inauguramos hoy por fin la seccion de "Artistas infravalorados", porque nunca es tarde si la dicha es buena y porque además debutamos con uno de los grupos más injustamente olvidados e incluso diría que ignorados por el gran público: los fenomenales Steely Dan. Aún en la actualidad es difícil explicar el porqué de semejante olvido, de tamaño error, cuando su valía musical está fuera de toda duda y cuando su legado artístico está a la altura del cancionero de los Beatles, máxime tras haber demostrado sobradamente que por sí mismos son un género musical independiente y por derecho propio.

Los orígenes de esta isla en el mar de los estereotipos la encontramos en las bases establecidas ya en los inicios de la banda, cuando en 1972 los integrantes del grupo se negaron sistemáticamente a buscar un estándar para su sonido; más bien se trataba de crear ideales de canciones con un trasfondo filosófico muy especial. Tanto fue así que la elección del nombre también fue particularísima, pues denominar a una banda igual que el vibrador a vapor que aparece en la novela "El almuerzo desnudo" (William Burroughs) es cuanto menos curioso y nos pone en la pista de lo que vendría después.

Pero vayamos al grano. Steely Dan se gestó en esencia por la pareja de músicos y compositores Walter Becker (guitarra) y Donald Fagen (voz y teclados), núcleo central del proyecto y responsables directos de una ingeniosa mezcla de diversos elementos de jazz, rock, funk, r&b y pop. El uso y abuso de complejas estructuras rítmicas terminaron de dar el pistoletazo de salida en el que las agudas letras y el gran nivel musical hicieron el resto.


Podemos comenzar la historia desde una primera etapa, comprendida entre los años 1972a 1974, en la que el grupo salía de gira y grababa, como toda banda de rock. En ese momento editan "Can't Buy a Thrill", disco en el que se incluyen temas como "Do it again" o "Reelin in the years", quizá los más conocidos por el gran público, momento en el que la crítica accede a tratarlos de manera casi reverencial. Como vemos, éxito de crítica y público casi inmediato y además con la primera obra. Con "Countdown to Ecstasy" del 73 los elementos se repiten, aunque el universo Dan se amplía en la temática de sus líricas, plagada de psicópatas, perdedores o señoritas de muy poca elegancia.

Al año siguiente se publica "Pretzel Logic", a mi entender su mejor trabajo, lleno de canciones redondas y de obras maestras como "Rikki dont lose that number", donde realmente las influencias son convertidas en pequeñas referencias a los más diversos estilos musicales: matices convertidos en arreglos de viento típicos del cine negro de los 50, solos de saxo a lo free jazz o guitarras fraseando en clave de blues. No obstante, como bien es conocido todo gran disco implica una gran gira, y parece ser que éste era uno de los puntos que detestaba Donald Fagen, ya que la modesta productora que sacaba sus discos sólo podía colocarlos como teloneros de las bandas exitosas del momento. Esto condicionaba muchísimo su repertorio, sin contar con que la pobre infraestructura y mala organización de los tours hacían de la experiencia de salir a la carretera una verdadera tortura.

Por todo ello, a partir de 1975 Steely Dan se convierten básicamente en un dúo de estudio, por decirlo así, ya que eran Becker y Fagen los que empleaban a diferentes músicos de sesión en las grabaciones para dar rienda suelta a su imaginería musical. Es aquí donde se terminan las giras y comienzan los "discos con músicos invitados". Además, su fama aumenta no sólo ya por la calidad de sus discos, sino por intervenir en ellos enormes figuras del jazz y por ser especialistas en descubrir a enormes talentos hasta el momento anónimos (y desde entonces consagrados por el hecho de intervenir en sus lps; músicos como Vinnie Colaiuta, Michael McDonald o los hermanos Brecker, por decir algunos,lo pueden atestiguar).

Con esos mimbres "Katy Lied" del 75 (atención al tema "Don't Take Me Alive") y "The Royal Scam" del 76 constituyen el fenomenal prólogo a "Aja" (1977), disco-espejo en el que se miraron generaciones de músicos, para que nos entendamos, algo así como el "Sgt Peppers" del jazz-fusión. Es ahí cuando el jazz-pop de Steely Dan terminó por pantentar el concepto de "música popular para adultos" (no confundir con el AOR) pues a pesar de su complejo entramado interior la nueva fórmula es accesible y contenta tanto a oyentes exigentes como a un público de oídos poco entrenados. Recurriendo a ritmos prestados del Soul y el Rythm 'n' Blues así como a letras deudoras de la literatura beat de los años 60, las armonías construidas no tienen parangón en la historia del rock. Aunque criticados desde entonces por su excesivo apego al perfeccionismo (eran capacer de repetir la misma toma cientos de veces, unos perfectos Kubricks de la música), el dúo supo combinar perfectamente música estilizada, de armonías complejas y con fuertes ligazones con el jazz y el blues.


Con "Gaucho" de 1980, continuista con la fórmula "Aja", el dúo pone fin a una etapa plena de logros para dedicarse, tanto Becker como Fagen, a sus respectivas carreras en solitario. Sin embargo, a pesar del silencio discográfico, desde su separación el público seguía recordándolos y demandándolos. Las más diversas compilaciones de éxitos de Steely Dan (Gold, Showbiz Kids,A Decade of Steely Dan, Citizen Steely Dan,etc) así lo corroboraban, hasta que por fin en 2000 retornaron sorpresivamente para dar señales de vida con "Two Against Nature".

El disco vuelve a la carga con una visión irónica de la cultura popular norteamericana en una muy bien construída colección de canciones pop con melodías tan intrincadas como pegadizas. Además, el grupo retomó los conciertos, ya que tras veinte años las cosas habían cambiado muchísimo, y así, con la banda reconstituida, el grupo se consagra como uno de los grandes grupos de jazz-rock actuando en directo de forma regular, generalmente frente a una audiencia conocedora de todos sus temas de memoria y capaz de pagar cifras astronómicas por cada una de las entradas puestas a la venta.

Tanto fue así que en 2003 repiten experiencia con "Everything must go", su último trabajo hasta la fecha, en el que proponen una telaraña rica en guitarras, teclados y coros, con una imaginación llena de recursos musicales y, como siempre, siendo precisos y versátiles.

Poco queda más que decir, simplemente recomendaros sin reservas a este enorme grupo, que no por casualidad inaugura la seccion de "Artistas infravalorados", cuyo ingenio musical construyó en la década de los 70 las melodías más confortables que se recuerden en la historia reciente de la música popular. En definitiva, ha sido una obligación relatar los méritos compositivos de estos dos músicos neoyorquinos que han sabido preservar su dignidad sin tener que adaptarse a los ritmos más modernos, pero sin duda será un deber para cualquier melómano que se precie descubrir la música de Steely Dan, por atemporal, precisamente en estos días en los que la música se usa y tira sin contemplaciones.